jueves, 11 de julio de 2013

Accidente de tren no fue terrorismo

                
Edward Burkhardt, presidente de la empresa propietaria del ferrocarril Montreal, Maine & Atlantic (MMA), uno de cuyos trenes explotó en una localidad de Canadá causando decenas de muertes, dijo ayer que el maquinista “hizo algo mal”.
Burkhardt declaró ayer durante una rueda de prensa en la localidad de Lac- Mégantic, donde el sábado murieron 15 personas y unas 60 están desaparecidas tras el accidente de un convoy de MMA, que el maquinista del tren “ha sido suspendido”.
“Creo que hizo algo mal”, añadió Burkhardt, quien reveló que “no está en prisión pero la policía ha hablado de presentar cargos contra él”. Burkhardt también indicó: “No creo que vuelva a trabajar para nosotros”.
El directivo estuvo acompañado en todo momento durante su visita a Lac-Mégantic por agentes de policía. Muchos en la localidad han criticado la respuesta inicial de la compañía tras el accidente y el historial de seguridad de MMA.
Tras el accidente, MMA tardó más de un día en dar a conocer su posición en un comunicado que estaba firmado por el director de mercadotecnia de la compañía.
Posteriormente, Burkhardt acusó a los bomberos locales de haber provocado el accidente al apagar la máquina que tiraba del convoy de 72 vagones cisterna, lo que causó la pérdida de los frenos del tren.
Recuperación
Cinco cadáveres fueron encontrados el fin de semana, en tanto que la policía no precisó el lugar donde se hizo la recuperación más reciente de cuerpos por temor a perturbar a las familias.
Todos salvo uno de los 73 vagones cisterna del tren transportaban petróleo crudo cuando se soltaron al inicio del sábado, se desplazaron a gran velocidad cuesta abajo casi 11 kilómetros (siete millas) hacia la comunidad de Lac-Megantic, cerca de la frontera con Maine.
Después se descarrilaron y al menos cinco hicieron explosión. Una tercera parte de la comunidad de 6.000 habitantes se vio obligada a abandonar sus hogares debido a la explosión y las llamas.
Maude Verrault, camarera en el Musi-Cafe, en el centro, se encontraba afuera del establecimiento cuando advirtió que el tren flameante pasaría frente a ella a toda velocidad.
Afirmó que sintió el calor quemante en su espalda cuando huía de la explosión, pero que no volteó porque estaba aterrorizada.

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