martes, 27 de noviembre de 2012

“Le pido a Dios que me haga un milagro”

                         

“Solo le pido a Dios que me haga el milagro, que no pierda el ojo que me queda. Yo puedo vivir con un solo ojo y echar pa’lante”.  Las palabras, que salen entrecortadas de los labios de la ingeniera Francina Hungría Hernández, en su lecho de la clínica Abel González, acrecientan el dolor y la impotencia de sus familiares .
Francina perdió el ojo derecho luego de que dos asaltantes, que huían tras cometer un atraco, le dispararan en la cara para quitarle su vehículo y escapar de sus perseguidores .
La joven regresaba a su trabajo luego de comprar materiales de construcción en una ferretería cercana para una obra en la que labora en el ensanche Piantini .
Con su voz a veces firme, otras ahogada por el llanto, contó que cuando los atracadores le dispararon y la sacaron de su vehículo lanzándola al suelo “como si fuera un animal”, escuchaba a la gente decir “está muerta, está muerta”; entonces reaccionó: “Me incorporé, levanté los brazos y grité: no estoy muerta, por favor ayúdenme” .
Un hombre la recogió del asfalto, la subió en su vehículo y junto a una señora la llevó hasta la clínica .
Narró que el delincuente que le disparó le ordenó que se detuviera. “Nunca vi el arma, todo ocurrio en fracciones de segundos. Aceleré el carro, pero tenía como un fallo y entonces uno me disparó, me sacó del vehículo y me lanzó al pavimento” .
Los médicos y su familia estudiaban la posibilidad de llevarla al exterior para que reciba atenciones por la heri- da sufrida, pero el viaje tendrá que ser pospuesto, pues sus médicos aquí temen que la presión del avión dañe el ojo que quedó en mejores condiciones .
En la entrevista Hungría no pudo seguir hablando por- que estaba sangrando por la nariz por el balazo recibido .
El médico que la atiende, que la conoce desde que era una niña, dijo que la bala le atravesó el ojo derecho y le afectó el izquierdo pero que no sufrió ningún daño cerebral .
DOS AMET CERCA NO HICIERON NADA   
La joven ingeniera lamentó que la violencia haya llegado a niveles tan elevados en el país y que todos los ciudadanos estén expuestos a los desmanes de los delincuentes. “Yo siempre veía esas cosas en los periódicos, pero nunca pensé que me tocaría a mi”, dijo .


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