(1 de 2) ¿Qué era la ciudad de Santo Domingo en 1527 a pocos años de su fundación? En el lado oeste de la ribera del Ozama estaba el perfil urbano de la ciudad ovandina. El río era mucho más caudaloso que la imagen que hoy observamos, naturalmente sin las gigantescas estructuras de los puentes de metal que minimizan el paisaje y que le dan una dimensión diferente. En sus riberas no había construcciones, ni contaminaciones, sólo un paisaje de vegetación que aún no había sido alterado por el hombre.
En el nuevo perfil de la joven ciudad se levantaban las moles de piedras de los pocos edificios del recién terminado periodo ovandino, que marcó la ciudad que en sus orígenes cambió la fisonomía de todo lo conocido en la isla.
¿Qué era la ciudad?
Cerremos los ojos y hagamos un ejercicio de imaginación y veremos que la ribera era una sola calle bordeada por una fila de casas compactadas que iban desde el puerto, que no era tal sino un simple atracadero a lo largo de la fila de casas hasta el extremo sur, donde estaba el inicio de lo que sería la Fortaleza Ozama que conocemos hoy.
La multitud de personas de diferentes profesiones que había traído fray Nicolás de Ovando comenzaron a asentarse alrededor de la mina de piedra de Santa Bárbara.
La necesidad y la iniciativa alteraron la planificación original de la joven ciudad y la ciudad fue definiendo su eje norte sur, que fue su trazado original con un núcleo poblacional de crecimiento espontáneo más al norte de lo que se había planificado.
Ya se habían establecido en una forma irreversible con el núcleo poblacional de las clases de profesiones viles, como se le conocía a las clases obreras.
Más allá, en el lado sur, estaba la desembocadura del río Ozama haciendo frontera con el mar. Había un acantilado que fue desapareciendo con el tiempo y las construcciones que ya no se perciben, detrás de lo que se conoce como la “Muralla de Trujillo”.
Pero era evidente que era el punto estratégico para defender la joven ciudad. Se hicieron explanadas en la parte alta del acantilado para ubicar los cañones, lo que permitió que se fuera definiendo el perfil militar para la defensa de la ciudad y en dicha explanada se ubicó la fuerza militar española.
Santo Domingo nació bajo la personalidad dominante del rey de España, encarnado en la persona de fray Nicolás de Ovando, quien siguió al pie de la letra las órdenes bajo la provisión real dada en Granada el 3 de septiembre de 1501, en la cual se le dan los lineamientos y los poderes para realizarlos.
Girando alrededor de estos cambios y estos experimentos, protagonistas muchas veces en los acontecimientos que obligaron al Rey a tomar decisiones, estaba la Iglesia católica en cuyo nombre se hizo la conquista y que juzgó la encomienda al principio con satisfacción y luego con alarma por la inhumanidad con que fue aplicada.
En esta ciudad, marcada por su eje longitudinal norte-sur, se buscaron solares donde establecer y luego construir los estamentos que estaban concebidos dentro del plan de Ovando.
Dentro de ese plan estaba el gran hospital de San Nicolás de Bari, diseñado para operar con esa mezcla religiosa-hospitalaria con que fueron concebidos los esquemas, entre ellos el utilizado en nuestro caso, que fue el cruciforme (hospital del Santo Espíritu en Milán) en Europa.
El damero original en el periodo ovandino fue más una intención que una realidad, ya que las calles paralelas al eje urbano, (hoy calle Las Damas) nunca fueron trazadas fuera de la casa de Francisco de Garay, que fue la que posteriormente marcó la dirección de la calle paralela a la calle trazada y construida por Ovando.
En el extremo norte del eje longitudinal había una colina desde la cual se dominaba la ciudad, la ría y el mar y ahí se le asignó a la orden de los Franciscanos un gran solar, dado la posición privilegiada, pues también había en ese lugar un arroyo.
En el lado sur se le asignó un solar a la orden de los Dominicos, que colindaba con el mar y es ahí donde crea la primera universidad del nuevo mundo.
La época de Ovando provocó un movimiento trepidante de construcción. Se construyó una atarazana enorme para las mercancías que llegaban. Por todos los lados había movimiento y se levantaban comercios en las casas.
Sin embargo, es importante señalar que sin una trascendencia aparente, en una casa cualquiera estaban viviendo los miembros de la orden Mercedaria, pero poco tiempo después y de acuerdo a los acontecimientos que hacía poco tiempo había ocurrido, el Capítulo General de la Orden de los Mercedarios en la ciudad de Burgos, realizó cambios profundos entre los cuales estaba construir iglesias-conventos, de tal manera que se pudieran realizar mejor los trabajos de la orden.
Hacia 1527 se iniciaron las gestiones, las cuales fueron llevadas a cabo por el Vicario General de Indias. Se buscó un solar en las afueras de la ciudad, ubicado entre el Convento Dominico y el Franciscano, para la construcción de una iglesia y convento.
Se contrató para la construcción de la obra a Rodrigo de Liendo, quien era un maestro en cantería y con experiencia en construcción. Así se definió el inicio del “Conjunto de las Mercedes”.
Las características del solar asignado estaban en un camino secundario al borde del farallón norte, con muchos árboles frutales.
La fecha cierta del inicio de las obras no se sabe, pero se estima que la comenzaron en 1527 y que la terminaron en 1555.
La importancia de la “Virgen de las Mercedes” tiene un significado singular, puesto que originalmente fue llamada “Madre de Dios”, y no se sabe cuándo fue cambiado el nombre por el de “Virgen de Las Mercedes”. Se piensa que fueron los mismos padres que la rebautizaron y con el tiempo los mismos feligreses aceptaron el nuevo nombre.
La importancia de Virgen de Las Mercedes es que fue declarada “Patrona de Santo domingo”, lo cual le dio mucha relevancia a la Iglesia, pero tenía el inconveniente que se asociaba con el periodo colonial y con España. De ahí surge la devoción a la Virgen de la Altagracia, que se asocia con los Dominicanos y esto le restó valor a la Iglesia de las Mercedes, la cual pasó a un segundo plano hasta el día de hoy.
Nota
La importancia del trabajo del arquitecto conservador Manuel Salvador Gautier con su trabajo de rescate y restauración de la iglesia y el convento son de un valor inestimable para la historia de la Arquitectura Dominicana.
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