El candente sol que azotaba el día de ayer no era un impedimento para que Henry Mejía, de 24 años de edad, buscara el sustento de su familia en el semáforo de la avenida Máximo Gómez con John F. Kennedy.
Desde las nueve de la mañana todos los días se dedica a limpiar los cristales de los vehículos que por allí transitan, y dice que con lo que consigue a diario mantiene a su pequeña de un año y seis meses y a su esposa.
Aunque siente que el sol quema su piel con intensidad, sus deseos de salir de ese “oficio” en el que ha permanecido por 12 años, combaten esta realidad que tanto le agobia. “Yo quisiera salir huyendo de aquí, ese sol es un infierno; uno porque no tiene los medios para salir de aquí, pero esto no es fácil.
Para estar en el barrio haciendo lo mal hecho, mejor estoy aquí trabajando”, exclama.
Sostiene que a diario se lleva a su hogar unos quinientos pesos, logrados en la tanda de nueve a 12 de la mañana y de 4 de la tarde a 9 de la noche. “Lo poco que consigo lo gasto en mi familia”, agrega.
La muerte de un limpiavidrios el pasado sábado en la avenida Sarasota esquina Jiménez Moya, del sector Bella Vista, cuando un conductor le propinó un disparo luego de una discusión, presuntamente porque este le tiró una esponja mojada en el cristal delantero, le parece un abuso al joven.
Asegura que quienes realizan esta tarea son personas honradas que se ganan el sustento de su hogar y que ellos no agreden a los conductores.
Al mismo tiempo él y otros limpiavidrios que comparten el lugar de trabajo, solicitan justicia de parte de las autoridades para que este tipo de evento no se repita, reportan que ya van dos muertos y un herido de bala por esta situación.
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