El GP de España de Fórmula 1 acabó de evidenciar ayer el dominio aplastante de los Mercedes de Lewis Hamilton y de Nico Rosberg, que continúan muchos peldaños por encima del Ferrari del español Fernando Alonso y del Red Bull de Sebastian Vettel que, si no cambian mucho las cosas, sólo podrán luchar por el tercer puesto en la clasificación general.
El Circuito de Barcelona es considerado para muchos como el termómetro de la temporada. Muchas escuderías aprovecharon la primera carrera en territorio europeo para probar las evoluciones de sus monoplazas y medir sus opciones en el campeonato.
Los cambios, sin embargo, no significaron un punto de inflexión para los rivales de Mercedes, que ha evolucionado, si cabe, aun más su coche. La escudería alemana acabó de confirmar que, si no hay una resurrección milagrosa de Red Bull o Ferrari, el 2014 será su año.
En el quinto gran premio de la temporada, los bólidos plateados reinaron con mano de hierro durante todo el fin de semana. Fueron los más rápidos en las tres sesiones de entrenamientos libres, dominaron con una superioridad aplastante la sesión de calificación del sábado y, con la victoria del británico Lewis Hamilton y el segundo lugar del alemán Nico Rosberg en la carrera de ayer, encadenaron el cuarto doblete consecutivo en un inicio de curso casi impoluto.
Por ello, si la ingeniería italiana o austríaca no reaccionan de forma inminente, el duelo fratricida entre Hamilton y Rosberg por el título será el principal polo de emoción de una temporada un tanto aburrida.
Ayer, Hamilton logró su cuarta victoria consecutiva, a pesar de que su compañero le pisó los talones hasta la última vuelta. Rosberg acabó segundo, a seis décimas de su compañero, que le arrebató el liderato en la clasificación general.
El piloto británico alcanzó los 100 puntos, tres más que el alemán, y dejó a 51 puntos a un Alonso, tercero en la clasificación, que vio cómo las mejoras técnicas prometidas por el presidente de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo, siguen sin llegar.
Prueba de ello es que ayer el Mercedes de Hamilton a punto estuvo de doblar al asturiano, tras sacarle casi 88 segundos, una distancia abismal para creer en una posible resurrección.
Consciente de que este tampoco será el año de la escudería italiana, Alonso, que ayer terminó sexto, aspira en el futuro luchar por el podio a la espera de que en el Gran Premio de Canadá la evolución de su monoplaza sirva para acercarse, al menos, al rendimiento de unos Red Bull que, poco a poco, empiezan a carburar.
Así las cosas, parece que el campeón de 2005 y 2006 tendrá que apurar sus opciones en el tercer puesto de la general con Sebastian Vettel, quien, tras un fin de semana un tanto accidentado, culminó una destacada remontada de once posiciones y acabó cuarto, por detrás de su compañero de equipo, el australiano Daniel Ricciardo.
Pese a acabar con un buen sabor de boca, tampoco parece que sea el año del cuatro veces campeón del mundo. En Barcelona no vivió su mejor fin de semana, después de los problemas en la caja de cambios de su monoplaza en la sesión de calificación.
Sin embargo, sacó algo de orgullo en la carrera para escalar hasta la cuarta posición en la general y acercarse a cuatro puntos de Fernando Alonso, quien por lo menos tiene el consuelo de ser más rápido que su compañero Kimmi Raikkonen, que ayer fue doblado por Hamilton y Rosberg.
Tras el monólogo de Mercedes en Barcelona, el campeonato se traslada en dos semanas al mítico Gran Premio de Mónaco, en donde se prevé que Rosberg y Hamilton sigan jugándose la victoria, mientras sus rivales esperan que un milagro técnico añada algo de emoción a un campeonato con poca historia.
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