sábado, 3 de mayo de 2014

                              
WASHINGTON.- La economía de América Latina, que este año se prevé crezca 2,5%, superó la etapa “menos difícil” de crecimiento y precisará reformarse para retomar un camino de aceleración, dijo Alejandro Werner, director del FMI para América Latina.  

En su último informe de coyuntura, el organismo estima que la región tendrá este año un crecimiento “modesto” de 2,5% y que en 2015 mejorará levemente, en 3%, previsiones inferiores a las expresadas a fines del año pasado.

Para Werner, un crecimiento de este nivel en América Latina obedece a lo que denomina el “fin del ciclo de las commodities” y a turbulencias en el flujo de capitales, pero también a la trayectoria reciente del crecimiento en la región.

“Muchas economías de América Latina están muy cerca de su potencial (máximo) de producción, después de crecimientos muy altos. Están operando con niveles elevados de utilización de mano de obra y de capital”, y esto “agotó las etapas de crecimiento menos difícil”.

Inclusive, apuntó, grandes economías latinoamericanas están con niveles de desempleo muy bajos, como la brasileña. Este escenario de empleo abundante en realidad dificulta la posibilidad de un crecimiento importante a corto plazo, indica.

“El crecimiento se vuelve más difícil porque para crecer ahora hay que invertir más”, dijo.
Los estudios del FMI indican que en las economías latinoamericanas más vinculadas a Estados Unidos se espera este año un desempeño “marginalmente mejor”, dijo Werner, pero “las más vinculadas al ciclo de las materias primas están sufriendo una mayor desaceleración. Es el caso del Cono Sur”.

Educación e infraestructura
Si bien el fin del ‘ciclo de las commodities’ es “claramente un factor exógeno” a la región, el flujo de capitales también lo es pero “contiene elementos de política pública” en cada país para prevenir su impacto.

“En este caso, lo central son las acciones en materia estructural”, dijo Werner, quien destacó “dos aspectos que son generales a la región: educación e infraestructura”.  Latinoamérica, puntualizó, “tiene niveles de desempeño bastante bajos en materia educativa, en todos los países. Es un tema clave, y la región tiene que trabajar para mejorar sus sistemas educativos”.

Con relación a la infraestructura, la mayoría de los países no invirtió como se esperaba y por lo tanto ese segmento no creció a la par de la economía, dijo.

El hecho de que el FMI sugiera inversiones en educación en todos los niveles como parte de los ajustes para retomar el crecimiento no sorprende a Werner, para quien se trata de una evolución natural.

Menos impacto en variables sociales
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, dijo en abril que los otrora temidos ajustes estructurales eran cosa del pasado.

“¿Ajuste estructural? Eso pasaba antes de mi mandato. No tengo idea qué es”, dijo Lagarde. “Eso es algo que ya no hacemos”, añadió.

Para Werner, los programas diseñados por el FMI para los países que requieren auxilio “están enfocados a restablecer el orden macroeconómico y financiero, pero con mayor conocimiento de cómo hacerlo impactando en menor medida sobre las variables sociales”.

La experiencia acumulada, añadió, permite que “se vaya mejorando de manera importante” el diseño de los programas de ayuda, al tener en cuenta los “efectos que pueden tener sobre la pobreza o la distribución del ingreso”.

De acuerdo con el economista, los “incrementos importantes en la salud fiscal y financiera” de cada país tienen relación directa con su capacidad de acción social.

“Hay países en la región latinoamericana que pagan 1% o 1,5% menos del PIB en intereses de su deuda. Eso quiere decir que por la salud financiera esos recursos pueden ser destinados a educación y salud infantil, alimentación y nutrición o combate a la pobreza”, dijo Werner.

jt/am

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