lunes, 26 de agosto de 2013

Desorden, basura, caos, taponamientos y pillaje en la Duarte con París

                    
LA ESQUINA QUE ERA UN ÍCONO DE LA CAPITAL DOMINICANA, HASTA INSPIRAR CANCIONES, AHORA PARECE UN LUGAR SIN LEY

Desorden, basura, caos, taponamientos y pillaje reinan en la intersección conformada por las avenidas Duarte  y París. La esquina donde una mulata a bordo de un motoconcho le habría robado la respiración al cantante español Braulio ahora es la viva imagen de la decadencia.
La imagen es casi irreal. El semáforo es un trasto dañado desde hace tanto tiempo que la gente no se acuerda cuándo fue;  un hombre orina a pleno sol; los autobuses  se estacionan en medio de la vía hasta que se llenan de pasajeros y todo esto rodeado de un entorno en el que la basura se disputa el espacio de las aceras con las mercancía  que ocupan también la mitad de la calle.
Una mirada basta para entender el grado de desorganización de los pequeños y grandes comerciantes que laboran en la zona.  En sus inmediaciones, se puede apreciar un gran número de establecimientos del comercio informal, que exhiben ropas nuevas y usadas, zapatos, productos comestibles  y a falta de espacio en las aceras,  también utilizan la calle para exhibir sus mercancías. 
Esta situación, obliga a los peatones a transitar por el medio de la calle, que además de mantenerse congestionadas por la falta de semáforos en funcionamiento y la poca presencia de agentes de tránsito, corren el peligro de ser atropellados por algunos vehículos que se desplazan de manera abrupta y sin control.
La  calle París se encuentra totalmente ocupada tanto por vendedores dominicanos como haitianos que, ya sea con un megáfono o a puro pulmón, casi todos al unísono, pregonan la venta de sus mercancías en combinación con el ruido ensordecedor de los vehículos amontonados en las vías, sin mencionar el recital de improperios de cobradores y choferes cuando se disputan a los pasajeros.
El problema de los semáforos
 Dentro de todos los problemas destaca el  caos en el tránsito  debido a los semáforos dañados, los cuales constituyen un factor para que conductores de autobuses y carros de concho se desplacen de manera arbitraria  causando largos y tediosos taponamientos cuando se detienen en medio de las vías para recoger pasajeros y se enojan si algún otro conductor les toca bocina para pedirles que avancen o cedan el paso.
Comerciantes y motoconchistas de esa zona, afirman que esos semáforos llevan años inservibles y que las autoridades se han olvidado de velar por su cuidado y reparación. Alegan que la causa de los daños en esos  semáforos se debe a problemas de “cortos circuitos”.
Rony Del Campo, motoconchista, asegura que los semáforos tienen más de un año sin funcionar, al momento que menciona los que están ubicados en las avenidas Duarte con París, José Martí, Juana Saltitopa, Doctor Betances y Josefa Brea.
Manifestó que como producto de esa situación, se han originado algunos accidentes.
“El lunes, en esta esquina de la Juana Saltitopa con París, una guagua de transporte chocó con un carro privado, que aunque no hubo heridos, el carro quedó bien desbaratado”, expresó Del Campo. 
En cuanto al congestionamiento vehicular, dice que los taponamientos inician desde las ocho de la mañana, que se intensifica con el transcurrir de las horas, cuando empiezan a llegar más personas, especialmente en horas de la tarde cuando salen de sus trabajos para dirigirse  a sus casas.
A esto se le suma el hecho de la poca presencia de agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) por esos alrededores, por lo que Luis Sandoval, buhonero, dijo “Ellos vienen (los agentes), pero como tú puedes ver, ahora no hay ninguno”.
Desorden en las aceras y contaminación
Las aceras parecen insuficientes para retener la gran cantidad de artículos que exhiben los buhoneros, donde se puede apreciar a simple vista cómo centímetro por centímetro, una gran porción de las calles, cuyo espacio generalmente hubiera sido utilizado para el parqueo de vehículos, está ocupada por  la extensa variedad de productos desde ropa y zapatos, hasta  alimentos.
Este problema prevalece día con día, y tanto choferes como comerciantes coinciden al decir “esto es cuestión de la supervivencia del más fuerte”, al referirse que todas las personas involucradas en esta problemática son padres y madres que instalan sus pequeños negocios para poder llevar el pan a sus familias.
Pero a todo esto, ¿cuál ha sido el papel del Ayuntamiento del Distrito en este caso? Ernesto Cortés, quien tiene un puesto de venta de zapatos, dice que lleva 47 años laborando en la intersección Duarte con París, y asegura que debido a que él está censado por el cabildo, su negocio no se ha visto en problemas de desalojo, como les ha sucedido a otros minoristas.
“Yo tengo 47 años trabajando aquí, y no he tenido problemas con el ayuntamiento porque mi negocio está censado”.
Asegura que solo aquellos quienes no se encuentran acreditados, son los que en ocasiones son desalojados por el ayuntamiento, aunque a final de cuentas regresan a colocar sus puestos de mercancías, en una acción que se repite una y otra vez.
Además del desorden, está el descuido en la venta de productos alimenticios al no contar con la debida protección en materia de higiene. Algunos puestos de comida están ubicados en esquinas rodeadas de basura, charcos  contaminados y malolientes, sobre todo por las moscas que llegan atraídas por el olor de las grasas, violando casi toda norma de salubridad.
En un solar baldío, ubicado en la calle Jacinto de la Concha, que según comerciantes, es un terreno propiedad del cabildo  que supuestamente sería utilizado para construir una plaza para la reubicación de los buhoneros, no es más que el baño público de todo aquel que lo requiera durante el día, e inclusive el motel de algunos durante la noche.
Solo en horas nocturnas, es cuando el panorama se torna un poco más claro y transitable, cuando los mercaderes de ropa y demás artículos ya han levantado sus casetas y sus mercancías.
Seguridad
La Duarte con París es un lugar donde circula todo tipo de personas, desde vendedores informales, motoconchistas, choferes de autobuses, vendedores ambulantes y visitantes ocasionales, hasta ladrones y asaltantes.
José Rafael del Carmen, vendedor de comidas rápidas, asegura que el patrullaje policial en la zona es bueno, al menos en horas diurnas que es cuando él labora. 
Otros afirman que los escándalos de robos y atracos han mermado los últimos meses debido a que hay un mejor patrullaje policial.
Sin embargo, comerciantes y transeúntes revelan que el robo de carteras a hombres y mujeres, y de objetos de valor como teléfonos celulares están a la orden del día. 
Aseguran que en el lugar hay personas que los visitantes suelen creer que son vendedores o compradores, y resultan ser delincuentes que aprovechan la ocasión para robarles sus pertenencias.
Maribel Castillo, enfermera, relata que hace unos días mientras compraba en un negocio de pacas, le robaron su celular aprovechando que se encontraba buceando entre la mercancía para ver qué prenda iba a comprar.
Francisca Moya, ama de casa, dijo que en una ocasión mientras caminaba por la referida vía, un sujeto le arrebató sus aretes y huyó.
“Mientras yo caminaba por ahí, para entrar una tienda, solo sentí algo que pasó de repente y me arrebató uno de los aretes que llevaba puesto. No me quitó los dos porque reaccioné rápido y el tipo huyó con el arete que logró arrebatarme”, expresó la señora.
Otros aseguran aún no haber sido víctimas de esos casos, pero dicen  que siempre están alerta al desplazarse por el área debido a las advertencias que les han hecho otras personas.

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