LÁGRIMAS DERRAMADAS SOBRE EL FÉRETRO MARCABAN EL DOLOR CAUSADO POR SU MUERTE
El consuelo se escapó ayer de entre los familiares de Rosalina Altagracia Ynoa González, quienes desgarrados por el dolor y la nostalgia despidieron los restos mortales de su pariente, fallecida en el accidente ferroviario que dejó 79 muertos y decenas de heridos en Santiago de Compostela, España.
A las 11 y 30 minutos, mientras el sol irradiaba con intensidad, salió el cortejo fúnebre de la funeraria Blandino, donde desde el sábado eran velados los restos de la dama, con destino al cementerio Cristo Redentor, donde la tumba ya lista esperaba el féretro que contenía su cuerpo sin vida.
Una vez en el camposanto, mientras su cadáver era rodeado por toda su familia, amigos y compañeros de trabajo, entre lágrimas y sollozos, su esposo, Leonardo Alberty De Jesús, recordó como conoció a su compañera y el sentimiento que desde ese momento los unió, el cual definió como “un amor extremadamente extraño, porque son cosas que Dios te las manda, pero tú o te das cuenta”.
Contó que desde entonces su prioridad era casarse y lograr tener una familia decente y responsable, basada en principios morales, lo que según De Jesús, lograron construir él y su esposa Rosalina. El hombre conmovido manifestó que su motivación creció con la llegada a sus vidas de sus cuatro retoños: Sally, Leonardo, Manauel Alberti y Alberty De Jesús, a quienes ahora entiende debe cuidar y ver crecer como quería su madre.
“Le doy gracia a Dios por haberme puesto a mi lado una persona con tantos valores como lo deseé siempre. Sé que ella estará a mi lado acompañándome y dándome las pautas para guiar a nuestros hijos”, sostuvo con lágrimas y palabras entrecortadas.
El afligido padre y viudo esposo agradeció a los dominicanos la atención y preocupación mostrada desde que la noticia sobre la desaparición de Ynoa González empezó a circular; al presidente Danilo Medina y al Gobierno; al ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Temístocles Montás, por todo el apoyo brindado, y a la prensa nacional por su interés.
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INOCENCIO GARCÍA LEYÓ EL PANEGÍRICO
De su lado, el viceministro de cooperación internacional, quien viajó a España Junto a Rosalina en asuntos de trabajo, Inocencio García, leyó el panegírico en representación del ministro Montás, donde resaltó las cualidades humanas y laborales de la fenecida.
INOCENCIO GARCÍA LEYÓ EL PANEGÍRICO
De su lado, el viceministro de cooperación internacional, quien viajó a España Junto a Rosalina en asuntos de trabajo, Inocencio García, leyó el panegírico en representación del ministro Montás, donde resaltó las cualidades humanas y laborales de la fenecida.
También narró los momentos de angustia y desesperación que vivió cuando se percató de que la dama viajaba en el tren accidentado, y las esperanzas que aguardaba de que estuviera con vida.
Ynoa González era la directora de la Unidad de Análisis y Coordinación de Cooperación Internacional del Ministerio de Economía, y viajó a España con García en labores propias de su cargo.
Mientras su hermano, Richard Ricardo, quien habló con una evidente conmoción en nombre de la familia Ynoa, pidió fortaleza a Dios para soportar el dolor que les causó la desaparición física de su pariente. “Perder a un ser querido es algo tan difícil que todos los que estamos presentes lo sabemos.
Pero para eso nacemos, para morir”, dijo con tristeza. Agradeció a todas las personas que se han solidarizado con su familia.
Rosalina tenía 43 años y llevaba más de ocho años laborando el Ministerio de Economía, donde desempeño sus distintas funciones con esmero, dedicación, amor y solidaridad, según manifestaron sus amigos y compañeros de trabajo.
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