LOS LÍDERES DEMÓCRATAS Y REPUBLICANOS INTENTAN LLEGAR A UN ACUERDO QUE SEA ACEPTADO POR LA CÁMARA DE REPRESENTANTES
La jornada de ayer finalizó en Washington sin un acuerdo para evitar el denominado "precipicio fiscal", mientras demócratas y republicanos se acusaban mutuamente por el estancamiento de las negociaciones para recortar el déficit.
"Todavía hay una brecha importante entre ambas partes. Las negociaciones continúan. Todavía tenemos tiempo de lograr un acuerdo y tenemos la intensión de seguir negociando", declaró tras el final de la sesión del Senado el jefe de la mayoría demócrata en esa Cámara, Harry Reid.
"Retomaremos (las conversaciones) a las 11H00 (16H00 GMT) de mañana (lunes). Tendremos, eso espero, nuevos anuncios", agregó Reid, quien lidera las negociaciones con el representante de la minoría republicana en la cámara alta, Mitch McConnell.
Los líderes demócratas y republicanos intentan llegar a un acuerdo que sea aceptado por la Cámara de Representantes, dominada por la oposición, y por el Senado, donde son mayoría los demócratas.
McConnell dijo haber intentado contactar durante la jornada al vicepresidente Joe Biden para intentar superar el estancamiento entre ambas partes, horas antes de que expire el plazo para que entren en vigor fuertes medidas de austeridad fiscal.
Sin un acuerdo en el Congreso, el lunes a medianoche (05H00 GMT del martes) entrarán en vigor duras medidas de austeridad, previstas con anterioridad, consistentes en un alza impositiva sumada a fuertes recortes del gasto público.
Los expertos han advertido que esta cura de austeridad amenazaría la recuperación de la economía estadounidense.
En tanto, el presidente estadounidense, Barack Obama, había afirmado este domingo, a riesgo de ofender a sus oponentes, que la intransigencia de los republicanos provocó esta crisis.
En una entrevista durante el programa "Meet the Press" de la cadena NBC, Obama dijo que ha sido "muy difícil" para los republicanos aceptar que los "impuestos para los estadounidenses más ricos deberían aumentar un poco como parte de un paquete global de reducción del déficit".
Estas declaraciones provocaron una respuesta enérgica del presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner quien afirmó que los estadounidenses habían elegido a Obama para gobernar no para acusar.
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