martes, 30 de septiembre de 2014

Hace 48 años el huracán Inés convirtió a Pedernales en un campo de dolor

                     
Con vientos que superaban los 200 kilómetros por hora, Inés devastó gran parte del litoral Sur, desde Barahona hasta esta provincia dejando cientos de muertos, heridos y desparecidos.
El fenómeno que entró el 29 de septiembre por la península de Barahona,  con categoría cinco, se convirtió en el huracán más devastador de los que han tocado la costa Sur de República Dominicana.
Las limitadas comunicaciones de la época hicieron que este ciclón tropical tomara casi por sorpresa a los habitantes de Paraíso, Ojeda, Los Pastos, Enriquillo, Juancho, La colonia, Oviedo y la cabecera común de la provincia, Pedernales.
La mañana del 29 de septiembre de 1966 brillaba en la ciudad de Pedernales. Horas después, densas nubes negras cubrían toda la zona desde la Sierra del Bahoruco hasta el mar Caribe.
De repente, fuertes aguaceros y ráfagas de hasta de hasta 200 kilómetros por hora empezaron a destrozar viviendas. Las hojas de zinc volaban como papel. Las frágiles viviendas de los sectores Los Coquitos, La  Cuarenta, Las Mercedes y otros se fueron abajo.
La primera cola de Inés derribó casas a todos los niveles, tiró abajo  el tendido eléctrico y derribó literalmente todos los árboles. La segunda se llevó la fortaleza, una hermosa obra construida en piedras, al cine Doris se le fue el techo superior, y una moderna granja a la entrada del poblado quedó barrida.
La gente se refugió en las viviendas de concretos construidas por el ingeniero Wascar Tejeda, en 1958, para la creación de la provincia; la iglesia católica, la escuela Hernando Gorjón, el hospital Elio Fiallo, el barrio Alcoa y otras edificaciones de instituciones públicas y privadas.
En Oviedo viejo, el segundo municipio de la provincia, solo había quedado el local del ayuntamiento. En Juancho y la Colonia todas las viviendas quedaron destruidas y varios de sus moradores sobrevivieron debajo de los restos de las frágiles viviendas.
En todos estos lugares, los cadáveres estaban esparcidos por todas partes. Una crónica de Silvio Herasme Peña y Guillermo Gómez. Del Listín Diario, estaba titulada: Inés deja saldo de 48 muertos y Mil 500 personas heridas. Arrasa Juancho y Oviedo, Ejecutivo Anuncia Plan de Socorro.
El rotativo El Caribe destacaba en su edición del día siguiente: Dolor y Desolación, Rescatan sesenta cadáveres;  Daños a Consorcio pasan del Millón de Pesos.
En Cabo Rojo, donde funcionaba Alcoa, tiró vehículos y casas móviles al mar, así como neveras, colchones y otros enseres. Un barco anclado en el puerto de Cabo Rojo lo llevó hasta el puerto de Pedernales y lo destruyó.
Un piloto que sobrevoló la  zona comunicó al entonces presidente Joaquín Balague que entre Ojeda (Paraiso) a Pedernales no había quedado nada. Balaguer, quien llevaba apenas tres meses que había jurado como presidente de la República, después de guerra de abril, se trasladó al lugar en medio de la tragedia.
Inés siguió su ruta devastadora por Haití y todo el centro de Cuba, salió al Atlántico, bajó violentamente al golfo de México y llegó hasta las costas mexicanas.
Dos días después de la tragedia en Pedernales,  helicópteros de la 82 división aerotransportada de las tropas de ocupación de 1965 llegaron a socorrer a los damnificados. Distribuían alimentos y ropas. Y se popularizó la frase de un merengue de la época. Sacúdelo que tiene harina.
Dos años después, se reconstruyeron los poblados de Juancho, la Colonia y Oviedo. En Pedernales se construyó un barrio de 110 denominado Inés, un nombre que jamás estará en la lista de los ciclones tropicales.

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