GOBIERNO ADVIRTIÓ QUE EL PLAZO PARA ACTUALIZACIÓN VENCIÓ A LA MEDIANOCHE DE AYER
Cientos de personas se movilizaron ayer y atestaron los centros comerciales, las compañías concesionarias de las distintas firmas telefónicas, buscando validar sus teléfonos celulares prepagos, debido al ultimátum dado por el Gobierno porque el plazo vencía de manera irreversible, ayer.
En la mañana, la portavoz del Sistema de Atención a Emergencias 9-1-1 y viceministra de la Presidencia, Zoraima Cuello, advirtió que como se había explicado el plazo para actualizar ese registro, vencía ayer, 12 de junio, a las 12:00 de la medianoche.
“A partir de ese momento las operadoras de telefonía deberán suspender el servicio de estas líneas, en cumplimiento de la resolución 039-13, emitida por el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel)”, precisó.
Cuello dijo que Indotel, el ministerio público y la Policía velarán por el estricto cumplimento de esta medida, que supondrá un gran avance en el ordenamiento de las telecomunicaciones en el país.
En las plazas comerciales, supermercados e infraestructuras comerciales, donde existen dealers o tiendas de conexión y acceso a telefonía móvil de Orange, Claro, Codetel, Viva, la gente inició las largas filas para hacer los cambios exigidos por las autoridades.
Esta operación, que entra en vigencia una vez quedó en operaciones el Sistema 9-1-1, tiene como objetivo contribuir con la prevención y disminución de la delincuencia, y sacar del medio los llamados teléfonos “macos”, así como determinar la identidad exacta de los usuarios de los llamados teléfonos móviles.
El jefe de la Policía, mayor general Manuel Castro Castillo, informó recientemente que en el país, al día de hoy, existían 8 millones de teléfonos móviles prepagos, sin regulación, decididos en la comercialización con el propósito de obtener ganancias.
Dijo en la ocasión que más del 80% de los teléfonos móviles utilizados por los autores en diversos crímenes, son teléfonos pre-pagados (macos).
Al atardecer y mientras la noche se apoderaba del contorno, la afluencia fue incrementando, incluso en algunas de las filas que se extendían en algunas tiendas, los usuarios se quejaban de que aunque el servicio, “teóricamente” era gratuito, estaban cobrando o exigiendo la obligatoriedad de recargas entre cincuenta y cien pesos.
Mientras en las grandes plazas comerciales en las horas intermedias de la tarde la afluencia de gente era menor que en las tiendas dispuestas en supermercados y establecimientos de sectores más populosos, donde era mayor la cantidad de interesados en hacer la validación.
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