Un grupo de militantes islamistas usando uniformes militares y llevando explosivos en sus cuerpos irrumpieron en una escuela militar en el noroeste de Pakistán, matando a por los menos 126 personas, la mayoría estudiantes.
El Talibán paquistaní ha reivindicado la masacre.
Las autoridades dijeron que hombres fuertemente armados entraron en la escuela —un centro gestionado por el ejército con estudiantes de entre primer y décimo grado— situada en un área considerada segura de la ciudad de Peshawar y abrieron fuego indiscriminadamente contra los estudiantes que tomaban exámenes de fin de año.
Los atacantes tomaron un número no determinado de rehenes antes que los comandos del ejército paquistaní llegar a la escena y lanzaran una operación de rescate.
Testigos reportaron un fuerte tiroteo dentro de la escuela mientras las ambulancias llevaban las víctimas a los hospitales.
El ataque militar pareció haber causado la mayoría de las muertes al comienzo del ataque. Los médicos dicen que docenas de estudiantes están hospitalizados, algunos en condición delicada. Las autoridades en Peshawar han hecho un llamado a donar sangre.
El ejército paquistaní dijo que la operación de rescate todavía está llevándose a cabo y las tropas aún intercambian disparos. La mayor parte de los estudiantes y el personal docente parecen haber sido evacuados.
El jefe provincial Pervez Khattak dijo que las fuerzas de seguridad mataron a dos de los atacantes mientras un tercero se inmoló haciendo explotar una bomba que llevaba puesta.
Agregó que la mayor parte de la escuela ha sido recuperada, pero algunos militantes todavía ocupan la oficina del director y otro cuarto cercano.
El administrador provincial añadió que los atacantes estaban vestidos con uniformes del cuerpo de fronteras, un grupo paramilitar.
El talibán paquistaní dijo que el ataque fue un castigo contra los militares paquistanís por lanzar una operación en las áreas tribales, incluyendo el distrito de Waziristán Norte, cerca de la frontera afgana, donde los combatientes islamistas tienen fuerte presencia.
El primer ministro Nawaz Sharif ha condenado la masacre como una tragedia nacional.
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