viernes, 19 de julio de 2013

En un mundo incierto

                
Avenidas como John F. Kennedy, Máximo Gómez, Independencia, Gregorio Luperón, 27 de Febrero y Duarte se han convertido en el hábitat de personas con diversos trastornos mentales.

El cada vez más creciente número de personas con trastornos mentales en las calles de Santo Domingo, aumenta la preocupación de la ciudadanía. Calles, avenidas, elevados, puentes peatonales parecen haber sido tomados por estos desheredados de la atención del Estado y de sus propias familias. Es urgente que las autoridades del Ministerio de Salud Pública asuman el control de esta triste realidad y se busque una salida a la problemática que preocupa y entristece.
Yamil Peña, director de la Unidad Hospitalaria de Salud Mental Ramón Rey Ardid del Hospital Luis Eduardo Aybar, explica que el trastorno mental produce un deterioro de la capacidad de pensar, de responder emocionalmente, de recordar, de comunicar y de interpretar la realidad.
“Es un problema latente y cierto, sería inhumano no hacer algo rápido. En definitiva, la respuesta sin recursos no se puede dar”, manifestó. Y la dificultad es notoria, está a la vista cada día de quienes transitan por las calles, avenidas, elevados y puentes del gran Santo Domingo.
Algunas personas consultadas deploran que las autoridades encargadas de darles refugio y tratamiento “se hacen de la vista gorda”, a sabiendas de que la mayoría de estos trastornados no cuentan con el apoyo de sus familias y por tanto terminan deambulando a la intemperie.
Avenidas como la John F. Kennedy, Máximo Gómez, Independencia, Gregorio Luperón, 27 de Febrero y Duarte se han convertido en el hábitat donde estos trastornados intentan sobrevivir, amparados en la caridad o en lo que encuentran entre escombros y basureros.
Acciones del Ministerio
El director general de Salud Mental, José Mieses Michel, considera que la desprotección de personas con trastornos mentales y el poco apoyo familiar, se combinan para que estos enfermos terminen deambulando por las calles. Indicó que la realidad de estos enajenados es una preocupación permanente del departamento que dirige en el Ministerio de Salud Pública.
Cuenta que hace meses inició un programa de urgencia psiquiátrica titulado “En las calles”, conformado por un psicólogo, un médico y una psiquiatra, con el interés fundamental de proteger a esas personas que, por su condición, ponen en peligro su propia vida y la de un tercero.
El rescate inicia en una primera intervención. Estas personas son atendidas por el equipo de especialistas en la misma calle y luego son trasladados al Hospital Psiquiátrico, pero allí solo pueden permanecer un tiempo porque el régimen de internamiento ya no existe en la  psiquiatría moderna.
Además, citó que los nuevos programas de salud mental no conciben la idea de que pacientes con diversos trastornos permanezcan toda la vida recluidos en un centro asistencial.
La prevención
El programa Clínica de Pacientes de Larga Duración es un plan preventivo llevado a cabo en una segunda intervención, con el objetivo de tratar especialmente a dos grupos de pacientes, aquellos con trastornos esquizofrénicos y otros con trastornos bipolares.
A pesar de ser un programa que no se percibe, es importante y eficaz, señala Mieses. “Sin este, la cantidad de personas que vagan por doquier se habría triplicado, fueran más en las calles”.
Explica que luego de un convenio entre la Dirección de Salud Mental y el Programa de Medicamentos Esenciales, Central de Apoyo Logístico (Promese-CAL), se logró asegurar los medicamentos altamente costosos para esta clase de enfermos.
Citó a 30 centros hospitalarios donde funciona el programa, adjunto de un equipo altamente capacitado.
Critica que en algunos casos, pacientes son sometidos en sus hogares a condiciones que empeoran su estado de salud, debido que son arrojados sobre este expresiones que empeoran su cuadro clínico, “este loco el carajo; este se hace el loco”.
((ACCIÓN
PLANES FUTUROS 

Señala Mieses que más adelante se pretende construir una red de servicios alternativos al hospital psiquiátrico, constituido por lo que llaman “centros de día”, estos estarán prestos a recibir 15 ó 20 enajenados mentales. Un primer centro está funcionando en el sector Gualey de la capital, y aspiran a poner en servicio otros en el Distrito Nacional, Santo Domingo y las demás provincias del país. En ese mismo orden, se proponen tener hogares protegidos donde pasarían los pacientes que tengan su cuadro clínico controlado pero sin un hogar donde ir, para así poder permanecer en el centro. También se pretende desarrollar clubes psicosociales para propiciar reuniones en beneficio de estos pacientes.

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